esos temas. Tenemos que estar dispuestos a decir: “Como pastor, debo predicar sobre las cuestiones delicadas”. Y en nuestra predicación, tenemos que reconocer la complejidad de dichos temas. ¿Cómo podemos hacerlo? En primer lugar, es bueno admitir la tensión existente, y describirla. Toda verdad nos viene dada en un contexto de tensión. La tensión entre el Amor de Dios y su Santidad es evidente. No es sencillo explicar la forma en que Dios aplica a la vez su Amor y su Justicia. Yo creo firmemente
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